
Son momentos dulces para el fútbol, agrios para los madridistas. Pero por esfuerzo, entrega, fe, fútbol y por supuesto, goles, el Irún es justo vencedor de la eliminatoria. Los blancos parecieron jugar con el resultado, y la jugada les salió por la culata. Sólo el debutante Bueno y Raúl (+3), que apeló a su orgullo torero para levantar el encuentro, se salvaron de la verguenza sonante de esta noche. Lo que ocurre es que a los madridistas el discurso épico de las remontadas ya les empieza a cansar, y más ante un equipo de la talla del Irún y en el Bernabéu.
Concluyendo, este martes se ha cobrado la primera víctima de un pez gordo, y ojalá se repita mañana, para que de una vez por todas los grandes se empiecen a tomar en serio una competición histórica que se ha convertido en el último plato que llevarse a la mesa. Y para que los 'pezqueñines' escriban nuevas páginas históricas en nuestro deporte. Lo dicho, viva el´fútbol.
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