jueves, 12 de noviembre de 2009

Bernabéu, un adelantado de los sesenta

El 12 de mayo de 2004 se escribe una página con letras de oro en la historia del Real Madrid. De la mano de Florentino Pérez, se presenta al mundo entero el proyecto más ambicioso que jamás se haya visto en un club de fútbol: la nueva Ciudad Real Madrid. Siguiendo las directrices de Santiago Bernabéu, Florentino dibuja un proyecto innovador que da forma al mejor complejo deportivo del planeta.

Casi cuarenta años antes, el 18 de mayo de 1963, Bernabéu hacía lo propio dando vida a la antigua ciudad deportiva situada en pleno corazón de Madrid, junto al Nuevo Chamartín. Nada tenía que ver aquello con las instalaciones de las que disfrutan los cientos de niños que militan hoy en la cantera blanca, pero por aquel entonces suponía la construcción del mayor centro deportivo que cualquier club europeo podía soñar hasta la fecha. En ella se forjaron las leyendas de grandes jugadores que domingo tras domingo ponían en pie al respetable que se daba cita en Chamartín.

Y es que desde el primer día que Florentino asumió la presidencia, su discurso fue tajante: “Debemos recobrar los valores del madridismo, aquellos que inculcó Don Santiago Bernabéu”. Al mejor presidente de la historia del Madrid no sólo se le recuerda por sus grandes éxitos deportivos, sino por todas las infraestructuras que llevó a cabo y la cultura madridista que instauró en el mundo entero. Hay que recordar que al término de la Guerra Civil, el Real Madrid era un club huérfano: sin terrenos, sin fondos y sin jugadores suficientes para confeccionar una plantilla.

En ese preciso instante comenzó a forjarse una leyenda en la historia del fútbol. Bernabéu, a través de varios simpatizantes y amigos, levantó el club hasta volver a inscribirlo en la Liga Española con un equipo de circunstancias. Tenía en mente convertir la institución merengue en la más laureada del mundo. Formó directivas en áreas especializadas y potenció nuevas disciplinas en baloncesto, balonmano, voleibol, tenis y gimnasia, entre otras. Aquel recinto del Paseo de la Castellana, una de sus grandes gestas, contaba con dos campos de césped natural, destinados a los entrenamientos del primer equipo y los partidos oficiales del filial madridista. El resto de terrenos de juego eran de tierra, donde las jóvenes perlas madridistas dedicaban muchas horas a la semana para cumplir el sueño de jugar algún día al lado de sus ídolos.

Para poder reconocer el enclave de sueños que ha moldeado Florentino, primero hay que viajar en el tiempo y valorar el duro sacrificio de un hombre que se desvivió porque el Madrid fuese el club más grande del mundo, galardón que le concedió la FIFA años después de su muerte. Don Santiago había cumplido su sueño. Florentino, en su intento por mantener viva la sombra del eterno presidente, sigue los pasos de su maestro que, a buen seguro, disfruta orgulloso desde arriba mientras entona su canto, tan suyo, “van alegres y risueñas, porque juega su Madrid…”.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

El Madrid vuelve a encontrarse en Europa

Hacía cinco años que el Madrid venía arrastrándose por los estadios más grandes de Europa. Londres, Turín, Roma, Liverpool… En todos y cada uno de ellos el equipo blanco manchó una parte de su historia, dando una sensación de mediocridad impropia del mejor equipo del siglo XX. Afortunadamente, esta hemorragia cicatrizó anoche en el Giuseppe Meazza. Esperaba el Milan. El de las Copas de Europa y el de las grandes noches para el recuerdo. Y, aunque es cierto que no pasa por su mejor momento, ayer volvió a demostrar que a veces un escudo es capaz de sobreponerse a cualquier adversidad que se le ponga en frente. Por ello, cobra mérito la actuación del Madrid en San Siro. Después de muchos años, vimos a los blancos afrontar una noche de Champions con empaque. Lejos aún de la excelencia que se espera de él, pero dando síntomas de que se está forjando algo en el vestuario de Pellegrini: un equipo.

El Madrid saldó su visita a Italia con un punto que bien pudieron ser tres si en la primera mitad hubiese rematado al Milan tras ofrecer su mejor versión de la temporada. Entre los once de inicio no estaba el capitán, Raúl. Ello permitió ver en el escaparate al mejor Kaká, con total libertad y asumiendo todas las facetas ofensivas del equipo de Pellegrini. También lució Benzema, muy activo en ataque como demuestra su primer gol con el Madrid en Champions. Y desiluionó Higuaín, del que se esperaba más después de todo el revuelo levantado tras su gran actuación ante el Getafe. Pero el Madrid no notó sus novillos. Bien armado con Lass y Xabi en el medio campo, los de arriba no mostraron la rigidez de anteriores encuentros y se compenetraron a la perfección. Y faltaba Cristiano, el arma definitiva de Florentino. Por ello, y sabiendo que esto acaba de empezar, el aficionado merengue debe quedarse con la mejor noticia en vistas al futuro: el Madrid ha vuelto a encontrarse en Europa. Sin Raúl. Sin Guti. Otro Madrid es posible.