A falta de cinco jornadas para el final de liga, el Madrid de Cristiano Ronaldo y los 250 millones de euros ha vuelto a desenterrar los mismos recuerdos del pasado. El clavo ardiendo ha repetido itinerario en este tramo final de campeonato tras una temporada en la que blancos y azulgranas lo han ganado prácticamente todo. No obstante, y a modo de que pueda parecer un calco en cuanto a prueba de fe y espíritu se refiere, tengo que discrepar ostensiblemente en lo que la afición y la prensa madrileña han estado vendiendo en sus últimos boletines.
Sí, es cierto que por aquel entonces al Madrid sólo le quedaba la liga en el horizonte. Había caído con estrépito en la Copa del Rey y en la Champions había corrido una suerte no muy dispar. Pero era un equipo mucho más plano y con menos recorrido que el de Pellegrini. Para bien o para mal, el chileno tiene entre manos un proyecto que, como ya se avisó a comienzos de temporada, se prevé a medio plazo. Ha demostrado carácter en la toma de decisiones muy importantes y ha aportado serenidad al club en los momentos más rudos de la temporada. Entre otras, ha sido el único técnico con la suficiente valentía de sentar a una leyenda viva del madridismo como Raúl.
Porque las carencias del Madrid van mucho más allá de su técnico. Una mala estructuración de la plantilla ha condicionado el juego del equipo este año, demasiado directo y vertical en todos sus lances. Hacen falta más contemporizadores. Jugones, como quieran llamarlos. Porque desde la eliminación ante el Lyon, la prensa se ha empeñado en crucificar al chileno, pero si Higuaín hubiera acertado con ese gol a puerta vacía el Madrid hubiese sido equipo de cuartos y, quien sabe, si de rondas posteriores.
Con esto no quiero decir que no haya cometido errores. Por supuesto que sí, pero sería un grave error volver a frenar la continuidad de un proyecto. Volver a empezar de cero, saciendo nuevamente el hambre de los aficionados a base de fichajes. Eso es lo que ha venido haciendo el club en los últimos años y no parece que la fórmula haya dado muy buenos resultados que digamos. Entonces, ¿por qué no probar con la continuidad de Pellegrini?
Sí, es cierto que por aquel entonces al Madrid sólo le quedaba la liga en el horizonte. Había caído con estrépito en la Copa del Rey y en la Champions había corrido una suerte no muy dispar. Pero era un equipo mucho más plano y con menos recorrido que el de Pellegrini. Para bien o para mal, el chileno tiene entre manos un proyecto que, como ya se avisó a comienzos de temporada, se prevé a medio plazo. Ha demostrado carácter en la toma de decisiones muy importantes y ha aportado serenidad al club en los momentos más rudos de la temporada. Entre otras, ha sido el único técnico con la suficiente valentía de sentar a una leyenda viva del madridismo como Raúl.
Porque las carencias del Madrid van mucho más allá de su técnico. Una mala estructuración de la plantilla ha condicionado el juego del equipo este año, demasiado directo y vertical en todos sus lances. Hacen falta más contemporizadores. Jugones, como quieran llamarlos. Porque desde la eliminación ante el Lyon, la prensa se ha empeñado en crucificar al chileno, pero si Higuaín hubiera acertado con ese gol a puerta vacía el Madrid hubiese sido equipo de cuartos y, quien sabe, si de rondas posteriores.
Con esto no quiero decir que no haya cometido errores. Por supuesto que sí, pero sería un grave error volver a frenar la continuidad de un proyecto. Volver a empezar de cero, saciendo nuevamente el hambre de los aficionados a base de fichajes. Eso es lo que ha venido haciendo el club en los últimos años y no parece que la fórmula haya dado muy buenos resultados que digamos. Entonces, ¿por qué no probar con la continuidad de Pellegrini?