Que nuestra selección de fútbol es la más envidiada en todo el mundo es un secreto a voces. Y que lo es por méritos propios también lo es. Entre otras, por haber forjado una leyenda en apenas dos años que la han colocado en el olimpo de las mejores selecciones de toda la historia. Los Xavi, Villa y compañía han conseguido aunar los sentimientos de todo un país que vive en continuas discrepancias a la hora de defender los colores de su equipo. Todos ellos, porque esta selección no presume de nombres sino de grupo, han levantado tal expectación que en España solo se cuentan las horas que nos separan de la cita más importante del calendario esta temporada: el mundial.
Porque que tu equipo gane la liga o dispute una final de champions no vamos a negar que es algo maravilloso. Sentimientos a flor de piel que endulzan el día a cualquiera y que dibujan un nudo en el estómago hasta la hora del partido. Pero que todo un país se de la mano para llevar en volandas a su selección no tiene precio y, afortunadamente, en España estrechamos los lazos desde la pasada Eurocopa para hacernos de un solo equipo: de nuestro país, de España.
Para volver a reír y a llorar de felicidad como en Austria hace dos veranos, antes tendremos que poner el broche de oro a una inmaculada fase clasificatoria en la que el combinado de Del Bosque lo ha ganado todo. Lo haremos ante el frío y la nieve de Bosnia que, una vez asegurada su repesca, tratará de aliarse con la meteorología para impedir que España siga haciendo historia a ritmo de record. Pero ni los siete grados bajo cero que se estiman a la hora del encuentro, ni las bajas por lesión con las que cuenta el equipo español deben ser motivo de inquietud para la roja. Que nos esperen "calentitos" en Bosnia, que llega España.
Porque que tu equipo gane la liga o dispute una final de champions no vamos a negar que es algo maravilloso. Sentimientos a flor de piel que endulzan el día a cualquiera y que dibujan un nudo en el estómago hasta la hora del partido. Pero que todo un país se de la mano para llevar en volandas a su selección no tiene precio y, afortunadamente, en España estrechamos los lazos desde la pasada Eurocopa para hacernos de un solo equipo: de nuestro país, de España.
Para volver a reír y a llorar de felicidad como en Austria hace dos veranos, antes tendremos que poner el broche de oro a una inmaculada fase clasificatoria en la que el combinado de Del Bosque lo ha ganado todo. Lo haremos ante el frío y la nieve de Bosnia que, una vez asegurada su repesca, tratará de aliarse con la meteorología para impedir que España siga haciendo historia a ritmo de record. Pero ni los siete grados bajo cero que se estiman a la hora del encuentro, ni las bajas por lesión con las que cuenta el equipo español deben ser motivo de inquietud para la roja. Que nos esperen "calentitos" en Bosnia, que llega España.
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