No pudo ser. Se había conjurado el Liverpool de Rafa Benítez en su partido ante el Arsenal para fijarlo como el punto de inflexión en la temporada. La oportunidad de volver a reengancharse a la Premier. Con Torres y Gerrard ante una afición que nunca da la espalda a los suyos, tal y como reza su penetrante cantinela. Presentaba Anfield un aspecto inmejorable. Lleno a reventar. Miles de bufandas y banderas ondeaban el cielo británico en búsqueda de una victoria que se antojaba imperiosa a pesar de llevar disputadas sólo 16 jornadas de liga. Pero toda la parafernalia finalmente quedó en nada. Globos desinflados y confeti en valde. Una nueva derrota que deja a Benítez en la cuerda floja, aunque parece que finalmente se comerá el turrón en Anfield estas navidades a pesar de las múltiples especulaciones. Pero quizá alguien debería decirle al bueno de Rafa que no está la cosa para demasiados excesos...
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