El Real Madrid inició su minigira por Estados Unidos en el MBO Field de Toronto de manera brillante, mostrando su mejor fútbol en lo que llevamos de pretemporada y goleando al Toronto por 1-5. Si dejamos a un lado las debilidades y carencias del rival, que si tuviésemos que analizarlas no sabríamos por donde empezar, el encuentro nos dejó muchos detalles interesantes a tener en cuenta para el devenir del equipo blanco. La nota más importante, debutó Kaká. Lo hizo de blanco radiante y repeinado, como el niño bueno que tendrá que conducir una galaxia en la que se prevé a buen seguro agún que otro conflicto de egos. Su actuación no pasó inadvertida. Se ofreció en todo momento e imprimió una circulación rápida de balón que el madridismo no veía desde tiempos que quedan ya muy lejanos.
Junto al brasileño estaban todos, o casi todos, porque Xabi Alonso hizo su aparición en la segunda mitad. Otro que tendrá que llevar la batuta e imponer su mando en el centro del campo. De medio campo hacia delante el Madrid lo hizo casi todo bien. Continuos apoyos y mucha movilidad de Cristiano Ronaldo y Benzema, que a pesar de llevar un par de semanas jugando juntos, cualquiera diría que lo llevan haciendo toda la vida. Quizá la calidad tenga algo que ver en todo esto. Una conexión perfecta entre ambos permitió a Ronaldo marcar su primer tanto de jugada, tras una pared milimétrica con que el portugués remató con templaza abajo y a la derecha de Frei.
Pero el protagonismo se lo volvió a llevar el capitán del Madrid. Raúl González. No sólo por los dos goles que anotó. El primero precioso, por cierto, tras un recorte en el área y un zapatazo con la diestra que se estrelló primero en el travesaño y después se coló en la red. Sino por su participación sobre el campo. No se escoró tanto a las bandas como en anteriores encuentros, en los que parecía quitar campo a los hombres desbordantes de arriba. Se ofreció en las tareas de creación y conectó a la perfección con Lass y Guti. Por la derecha se prodigaba constantemente un Álvaro Arbeloa que seguro le pondrá muy difíciles las cosas al irreconocible Sergio Ramos de la pasada temporada.
Tras el carrusel de cambios de la segunda mitad, el Madrid perdió un poco de orden sobre el césped. Algo lógico y normal. Pero el tono del equipo no se vio afectado, con grandes actuaciones de Granero, Robben, que también marcó, y Álvaro Negredo, que a pesar de tener colgado el cartel de transferible volvió a mostrar detalles de su enorme calidad. Tras una gran jugada suya en la que apuró línea de fondo, sirvió en bandeja para que el killer, Karim Benzema, anotase a puerta vacía.
Así se despidió el Madrid de Toronto. A lo grande, como se espera de un equipo que se ha renovado este verano en cuerpo y alma a base de talonario. Aunque habrá que medir su verdadero potencial en otro momento de la temporada y ante los grandes equipos de Europa. Por el momento, el domingo nuevo aperitivo ante el D. C. United.
Junto al brasileño estaban todos, o casi todos, porque Xabi Alonso hizo su aparición en la segunda mitad. Otro que tendrá que llevar la batuta e imponer su mando en el centro del campo. De medio campo hacia delante el Madrid lo hizo casi todo bien. Continuos apoyos y mucha movilidad de Cristiano Ronaldo y Benzema, que a pesar de llevar un par de semanas jugando juntos, cualquiera diría que lo llevan haciendo toda la vida. Quizá la calidad tenga algo que ver en todo esto. Una conexión perfecta entre ambos permitió a Ronaldo marcar su primer tanto de jugada, tras una pared milimétrica con que el portugués remató con templaza abajo y a la derecha de Frei.
Pero el protagonismo se lo volvió a llevar el capitán del Madrid. Raúl González. No sólo por los dos goles que anotó. El primero precioso, por cierto, tras un recorte en el área y un zapatazo con la diestra que se estrelló primero en el travesaño y después se coló en la red. Sino por su participación sobre el campo. No se escoró tanto a las bandas como en anteriores encuentros, en los que parecía quitar campo a los hombres desbordantes de arriba. Se ofreció en las tareas de creación y conectó a la perfección con Lass y Guti. Por la derecha se prodigaba constantemente un Álvaro Arbeloa que seguro le pondrá muy difíciles las cosas al irreconocible Sergio Ramos de la pasada temporada.
Tras el carrusel de cambios de la segunda mitad, el Madrid perdió un poco de orden sobre el césped. Algo lógico y normal. Pero el tono del equipo no se vio afectado, con grandes actuaciones de Granero, Robben, que también marcó, y Álvaro Negredo, que a pesar de tener colgado el cartel de transferible volvió a mostrar detalles de su enorme calidad. Tras una gran jugada suya en la que apuró línea de fondo, sirvió en bandeja para que el killer, Karim Benzema, anotase a puerta vacía.
Así se despidió el Madrid de Toronto. A lo grande, como se espera de un equipo que se ha renovado este verano en cuerpo y alma a base de talonario. Aunque habrá que medir su verdadero potencial en otro momento de la temporada y ante los grandes equipos de Europa. Por el momento, el domingo nuevo aperitivo ante el D. C. United.
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