Actualmente podemos citar a tres jugadores como los más grandes sobre la faz de la tierra: Cristiano Ronaldo, Leo Messi y Sergio Aguero (o Kun, si me permiten tutearle). Dos de ellos da la casualidad que son argentinos y, afortunadamente, militan en nuestra Liga. Domingo tras domingo, con ración extra incluida entre semana, es una gozada ver sus goles, sus regates y la calidad que desprenden por cada poro de su piel.
Messi volvió a demostrar anoche que el Barça de Guardiola no puede prescindir de él ni un sólo minuto. Media hora le bastó para ganar el partido él solo, un encuentro en el que los azulgranas estuvieron más cerca de venirse de vacío que otra cosa, las cosas claras. Todo lo hace fácil. Algún receloso le tacha de individualista, pues caballero, póngame diez como este en la bolsa que me los llevo todos. Con el balón en los pies es imparable, no sólo burla, finta y regatea, sino que además tiene lo más importante, gol. El temor que causa en un defensa es incalculable. Tiene tal cantidad de recursos que defenderle se convierte en toda una osadía.
En el Manzanares volvió a florecer la mejor de sus rosas. Aguero, futuro papá de Leo (el hijo que espera junto a la hija de Maradona), tardó tres minutos en volver a poner en pie a la hinchada rojiblanca. Minuto tres de partido. Maxi hizo volar el balón ante la atenta mirada de 50.000 personas que volvieron a vestir de gala el Calderón después de muchos años. Kun recogió un balón caído del cielo con una sutileza y una elegancia innata. El defensa debió marearse, o el argentino le recortó como si estuviese bailando el mejor de los tangos. A estas horas de la noche sigo dándole vueltas. El caso es que miró a Mandanda, y le puso un balón tocadito que suponía el 1-0 y el desate del fervor en el campo.
"¡Kun, Kun, Kun!", un grito ensordecedor que se escuchó hasta en el último rincón de la capital. Si hay que ser sincero, yo también lo canté, en mi interior, con modestia y sin hacer mucho ruido, porque jugadores como este hacen día a día más grande nuestro deporte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario