Los lunes nunca fueron buenos. Resulta complicado eliminar los últimos restos de alcohol en sangre y asimilar que esperan cinco días laborales por delante. Y si encima te quedaste el domingo a un sólo acierto en la quiniela de hacerte millonario, imaginen cómo se levanta uno. Maldito Espanyol. No me compadezcan, ya se sabe que rico de espíritu... Lo dicho, malditos pericos.La undécima jornada en primera dio para muchos comentarios en el bar. Schuster y su Madrid en caída libre, los rojiblancos vuelven a sonreir después de oscuros episodios y Valencia y Villarreal parecen no aguantar el ritmo del Barça de Guardiola. Ni ellos ni nadie, porque en estos momentos los azulgranas son una máquina de jugar al fútbol que parece imposible que se gripe. Tienen jugadores de tanta calidad que antes o después, el mínimo despiste, te condena al ostracismo. La dictadura de los grandes (dícese de los equipos que tienen grandes jugadores).
Pero la película que estamos viendo no es un estreno. Ya la vivimos la temporada pasada por estas fechas y en la época de Capello. La liga es muy larga y todo puede dar un giro de 360º. Lo que queda en evidencia es la superioridad abismal del Barça con el resto de sus rivales en estos momentos. Messi resulta imposible de frenar, Eto´o está en la mejor racha goleadora de su carrera, Xavi dirige la orquesta con maestría y sin ninguna fisura... El cuento ha comenzado con mala pinta para el Madrid. Esperemos el desenlace final. La moraleja, todo apunta, que está en manos de los de Guardiola.
Foto: As.com
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