'El pupas' volvió anoche a hacer honor a su impertinente apodo. Viajó el Atlético a Anfield con la ilusión dibujada en más de 3.000 sonrisas de aficionados rojiblancos. Era una noche especial, contra un equipo especial, en un campo especial. Minutos antes del partido, ambas aficiones ofrecieron una estampa para el recuerdo del mítico Anfield, cantando al unísono el 'You´ll never walk alone'. Todo era una trampa, una pista del desenlace final. El Liverpool no caminó sólo. Jugó con doce. Tenía guardado el as en la manga.
Porque ni la Uefa ni Platiní olvidan. Tras la rebaja de la sanción, el Atleti volvió a recibir un duro golpe que le dejó al borde del K.O. (anímico), porque la clasificación la tienen prácticamente hecha. Suponía mucho más que eso. Asegurarse el liderato del grupo, volver a sonar en Europa a equipo grande. Y la impotencia invadió a toda la masa colchonera. El de negro, o su compinche esta vez, el asistente, robaron al Atlético de un plumazo dos puntos en el tiempo de descuento con la señalización de un penalti de dibujos animados. De risa.
Y ya de nada vale lamentarse, ni comer más horas de almohada. La próxima cita espera. Llega el PSV, prácticamente desterrado, que se jugará su pase a la Uefa con el Marsella. Todo esto a puerta cerrada. Pero seguro que la afición rojiblanca sorprende con alguna artimaña. Vengo dándole vueltas en los últimos días, y no descarto que todos sus aficionados se reúnan alrededor del estadio (fuera) y alienten a los suyos a varios metros de distancia, pero con el corazón y el alma como si estuviesen a pie de campo. Allá donde quiera la Uefa, hasta en los más profundos de los infiernos, el Atlético tiene un tesoro inmortal al que aferrarse.
miércoles, 5 de noviembre de 2008
Platiní y la Uefa golpean de nuevo
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